Lo que pasó en el vuelo Río de Janeiro-París para que el Airbus A330 cayera con 228 personas a bordo sigue siendo un misterio. Un mes después de la catástrofe, la principal novedad que ha arrojado la investigación se refiere a la forma en que se produjo el accidente. "El avión no fue destruido en vuelo", dice Alain Bouillard, director del primer informe de Oficina de Investigación y Análisis presentado ayer en el aeropuerto de Le Bourget.

Se descarta así la tesis del desmembramiento del aparato antes de estrellarse en el Atlántico. No se han registrado indicios de descarga eléctrica a causa de un rayo, ni de una explosión, ni de la presencia de fuego en el avión.