Omar Khadr tenía 15 años cuando fue detenido en Afganistán, acusado de matar a un soldado estadounidense con una granada, y 16 cuando, durante cuatro días, fue sometido a siete horas de interrogatorios en la prisión de Guantánamo, en Cuba. Ayer, los abogados del joven canadiense, que con 21 años sigue preso, hicieron público un vídeo con 10 minutos de esos interrogatorios, imágenes que muestran a Khadr denunciando la falta de atención médica, implorando ayuda.

ORDEN DEL SUPREMO Las imágenes fueron puestas a disposición de sus abogados por orden del Tribunal Supremo, que en mayo forzó a las autoridades canadienses a dar a sus letrados todas las pruebas clave que pudieran contribuir a preparar la defensa de Khadr. Su publicación ahora responde a un intento de los abogados de que la opinión pública canadiense presione sobre el primer ministro, Stephen Harper, para que este solicite la extradición de su ciudadano, algo a lo que Harper se ha negado hasta ahora.

El vídeo muestra varios momentos de los interrogatorios en los que se ve la desesperación de Khadr. En un momento, este se levanta la camisa naranja del uniforme carcelario para enseñar las heridas en el pecho y en la espalda que le causaron en su arresto. "He perdido mis ojos, he perdido mis pies", lamenta en una ocasión. "No puedo mover el brazo", denuncia en otra. Su interrogador, miembro del espionaje canadiense desplazado a Guantánamo, intenta minimizar sus penas. "No soy médico pero creo que estás bajo buenos cuidados", le dice.

TORTURAS Khadr denunció también haber sido torturado en la base estadounidense de Bagram (Afganistán). Y, una vez en Guantánamo, creyó inicialmente que el agente canadiense que le interrogó había ido a Cuba para ayudarle. Pronto se dio cuenta de que no era sí. "Yo no le importo", le dice a su interrogador.

Este trata de calmar al detenido. Cuando Khadr pide repetidamente que le trasladen a Canadá, el agente habla de las supuestas bondades de Cuba, destacando que "el tiempo es agradable, no hay nieve". El interrogatorio no da frutos y varios agentes le instan a cooperar. "Recomponte, relájate un rato, come algo y luego volvemos a empezar", se les escucha. Encienden el aire acondicionado, le instan a volver a ponerse la camisa naranja, le dejan solo y entonces Khadr hunde su cabeza entre sus manos y solloza: "Ayúdenme, ayúdenme".

El vídeo de Khadr es el primero de un interrogatorio que ve la luz y ratifica la dureza de las técnicas de Guantánamo.