El rechazo social a la guerra sigue haciendo mella en José María Aznar. La víspera de su cita de hoy con el presidente de EEUU, George Bush, el equipo de la Moncloa anunció ayer un nueva inflexión en su discurso sobre el conflicto de Irak. Según estas fuentes, hoy Aznar rogará a Bush que renuncie a emprender contra el régimen de Sadam Husein un ataque unilateral que no cuente con el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Sin cambiar de principios --Irak debe ser desarmada por la fuerza si no lo hace por sí misma, como le exige la ONU--, Aznar ha ido moderando el entusiasmo con que los defendía a medida que su estrategia se iba tornando más impopular. Si en septiembre abonaba el ataque aún sin aval de la ONU, desde noviembre, cuando el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1441 contra Bagdad, alegó que ésta bastaba para legitimar la intervención. Aún cree que "no es imprescindible" otra resolución, pero, según la Moncloa, pedirá a Bush que no actúe sin ella.

LOS DEBERES DE LA ONU

El Gobierno ya no aclara si apoyaría un ataque unilateral de EEUU, pero trabajará para evitarlo porque, sin el paraguas de la ONU, su respaldo a la intervención sería aún más impopular. Ahora bien, también advierte a Francia, Rusia y China --miembros permanentes del Consejo de Seguridad-- de que si ejercieran su derecho a veto minarían la credibilidad de la ONU. "El Consejo de Seguridad debe hacer cumplir las resoluciones que aprueba", subrayó ayer Aznar en Houston.

La nueva doctrina gubernamental es que cuanto mayor sea el consenso internacional, más creíble y efectiva será la presión diplomática para forzar a Husein a acatar los mandatos de la ONU y acreditar que carece de armas de destrucción masiva. Como apuntó Aznar en México, España apuesta por "forjar el máximo consenso" en la ONU, y a tal efecto aboga por la "acción multilateral" de la diplomacia. No por el unilateralismo de Bush.

No es casual que el entorno del presidente difundiera ayer este mensaje, tras reconocer que la visita de hoy al rancho de Bush puede afianzar la imagen de un Aznar subordinado a EEUU. El Gobierno insistía ayer en que Aznar no visita a Bush para recibir órdenes, sino para disuadirle de la tentación de desatar la guerra sin aval de la ONU. Pretensión que no contradice, sino complementa, los planes de Bush. EEUU y el Reino Unido ya están hilvanando una propuesta de resolución para que la ONU imponga otro ultimátum a Irak y legitime el uso de la fuerza con mayor precisión que la ambigua 1441.