El presidente del Gobierno español, José María Aznar, se mostró ayer convencido de que el régimen de Sadam Husein "pone en riesgo la seguridad mundial por la posibilidad de que grupos terroristas puedan acceder a las armas de destrucción masiva que posee". Sin mencionar el supuesto apoyo de Bagdad a Al Qaeda, el jefe del Ejecutivo manifestó que "sabemos que existen redes de terrorismo internacional y están dispuestas a preparar ataques contra cualquiera de nuestros países" y dio a entender que el régimen iraquí presta apoyo, financiación y cobertura al terrorismo.

Aznar hablará hoy con el primer ministro británico, Tony Blair, quien ha querido entrevistarse con el italiano Silvio Berlusconi y con él antes de reunirse en Camp David con el presidente norteamericano George Bush.

ADELANTO A LA GUARDIA CIVIL

Pero ayer Aznar quiso adelantar a un auditorio de 2.500 oficiales y suboficiales de la Guardia Civil, reunidos en Madrid, el argumento que avala que los inspectores de la ONU no encontraran las armas de destrucción masiva que la Administración norteamericana dice tener documentadas. Ese argumento fue que "los inspectores no han ido a buscar armas", dijo.

La perplejidad dibujada en algunos rostros del auditorio quedó atemperada cuando el presidente añadió: "Los inspectores han ido a verificar el desarme del régimen obligado a ello y es justamente al régimen de Sadam Husein a quien le corresponde la obligación de acreditar que cumple con las resoluciones".

Después añadió que "el régimen de Sadam ha demostrado su agresividad y su falta de escrúpulos a la hora de disponer de armas de destrucción masiva, vulnerando la legalidad", por lo que dio a entender que debe de ser desarmado por la fuerza.

"ULTIMA OPORTUNIDAD"

La ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, reiteró ayer en Barcelona que Irak se enfrenta a su "última oportunidad" para demostrar su voluntad de desarmarse, informa Andreas González. Palacio, que desmintió que el Gobierno español haya ordenado la evacuación de su embajada en Bagdad, subrayó que "no es jurídicamente imprescindible" que se apruebe una nueva resolución antes de atacar Irak, aunque es "políticamente conveniente".