Michelle Bachelet dejó ayer por unos segundos su lugar de presidenta de todos los chilenos y, con una mesura que disimulaba el dramatismo de las horas, salió a pedir el voto por Eduardo Frei Tagle. Las encuestas auguran que el candidato de la Concertación Democrática (democristianos y socialistas) caerá el domingo derrotado ante Sebastián Piñera, el multimillonario representante de la derecha. Por eso, Bachelet, que tiene una popularidad del 80%, subrayó: "No da lo mismo quién gobierne para asegurar protección social, que haya una educación pública de calidad y que se pueda defender a los ciudadanos de los abusos". La presidenta aprovechó la inauguración de una nueva línea del metro en Santiago para comentar el debate televisivo que mantuvieron el lunes por la noche los dos aspirantes a sucederla.

Parte de Chile se paralizó para escuchar a los candidatos. Frei Tagle realizó uno de sus últimos esfuerzos para reducir la ventaja de cinco puntos que le lleva Piñera, según el sondeo del diario El Mercurio. Frei Tagle sugirió que su competidor promete lo imposible: crear un millón de empleos en los próximos cuatro años. "Entiendo que el senador Frei no se sienta capaz de hacerlo", ironizó el empresario.