Bajtiar Amín, ministro iraquí de Derechos Humanos, subrayó ayer que los guardas estadounidenses que el lunes mataron a cuatro presos iraquís en un motín en Camp Bucca, al sur del país, deberán ser juzgados si se prueba que usaron la fuerza "de forma desproporcionada".

Amín informó de que, según sus datos, dos soldados norteamericanos abrieron fuego, aunque desconoce la razón. Su ministerio envió una delegación a Camp Bucca, convertido en el principal centro de internamiento de presos iraquís tras el escándalo de las torturas en la cárcel de Abú Graib. "Si se ha producido algún error, todos aquéllos que lo han cometido deberán responder de ello; si finalmente concluimos que no hubo justificación para recurrir a la fuerza, queremos que sean juzgados; eso es también lo que dice la parte estadounidense", añadió.

El motín comenzó el lunes, cuando varios prisioneros empezaron a lanzar piedras tras un registro de rutina en uno de los 10 barracones. Según el comunicado del Pentágono, la violencia se extendió a otros tres barracones. Al finalizar el motín, cuatro presos habían perdido la vida por disparos de soldados norteamericanos, y otros seis resultaron heridos, tres de los cuales tuvieron que ser ingresados en un centro hospitalario.