Irak y Siria sellan la paz. Tras más de 25 años de desencuentros y acusaciones mutuas, los gobiernos de ambos países acordaron ayer restablecer plenas relaciones diplomáticas. Con este pacto, Siria abre una brecha en su aislamiento internacional, instigado por EEUU. El Gobierno iraquí, por su parte, espera contar a partir de ahora con la ayuda de Damasco para estabilizar el caótico país.

El acuerdo lo firmaron ayer en Bagdad el ministro de Exteriores iraquí, el kurdo Hoshyar Zibari, y su homólogo sirio, Walid al Mualem.

Aunque Siria celebró el pacto como un éxito diplomático, a cambio tuvo que atenuar sus críticas a la presencia de tropas de estadounidenses en territorio iraquí. Damasco ha pasado de exigir un calendario de retirada a aceptar que el Ejército de EEUU permanezca en Irak hasta que Bagdad lo considere necesario.

Washington reaccionó con cautela. Un portavoz de la Casa Blanca instó a Damasco a "pasar de las palabras a las acciones concretas" y a poner en práctica una "política constructiva" para pacificar Irak. EEUU acusa a Siria de apoyar a la insurgencia y de permitir la entrada en Irak de combatientes extranjeros que luego se unen a los rebeldes.

El periódico Al Baaz , órgano del partido gubernamental sirio, aseguró ayer que Mualem se entrevistó en dos ocasiones con el exsecretario de Estado de EEUU James Baker el pasado septiembre en Washington. Baker dirige el Grupo de Estudio sobre Irak que elabora un plan para reconducir la política de EEUU en el país árabe. El plan de Baker contempla que EEUU dialogue con Irán y Siria.