Al menos 170 personas murieron y más de 200 resultaron heridas ayer en Bagdad, la mayoría civiles, en una serie de atentados con explosivos cometidos de forma coordinada en varios barrios chiís. Se trata de la mayor ofensiva terrorista llevada a cabo en la capital desde que el pasado 14 de febrero se puso en marcha el plan de seguridad especial para frenar la guerra que libran extremistas sunís y chiís.

El atentado más sangriento se cometió por la tarde en el barrio de Sadriya. Un coche bomba estalló en el mercado y mató a 118 personas, mientras otras 139 resultaron heridas, según fuentes policiales. Algunas de las víctimas eran obreros de la construcción que estaban reconstruyendo el mercado, destruido en otro ataque terrorista el pasado 3 de febrero y que causó 135 muertos y más de 300 heridos.

Poco antes, en una de las carreteras de acceso al distrito de Ciudad Sadr, un suicida estampó el coche bomba que conducía contra un control militar. La explosión acabó con la vida de al menos 35 personas e hirió a 45. En el barrio de Karrada murieron otras once personas al saltar por los aires un coche estacionado cerca de un mercado y del hospital Abdul Majid. Otra bomba, en un minibús, mató a 4 personas y 4 policías fueron acribillados en una emboscada.

CRISIS DE GOBIERNO Esta nueva ola de violencia coincide con la crisis de gobierno desencadenada esta semana con la salida de seis ministros fieles al clérigo radical chií Moqtada al Sadr. El religioso chií siempre ha sido un socio incómodo para el primer ministro iraquí, el también chií Nuri al-Maliki. Pero al menos ha mantenido lejos de las calles a sus milicianos del Ejército de Mahdi durante el plan de seguridad puesto en marcha en la capital, en el que participa una fuerza de más de 80.000 soldados, entre iraquís y estadounidenses.

A los milicianos de Al Sadr se les acusa de cometer muchos de los asesinatos masivos de civiles sunís, en respuesta a los ataques de Al Qaeda y grupos afines.

Al Sadr justificó su decisión de romper la alianza chií en el Ejecutivo por la negativa de Al-Maliki de exigir a Washington un calendario para la retirada de Irak. El primer ministro iraquí mantiene que los soldados extranjeros saldrán cuando las fuerzas de seguridad iraquís estén preparadas para hacerse cargo del control de las 18 provincias que forman el país. Ayer, Al-Maliki aseguró que eso será posible a finales de este año.