Bangkok inicia hoy la semana con los deberes cumplidos. Los colegios reabren después de las vacaciones forzadas y desde ayer funcionan los dos principales transportes públicos --el metro y el tren elevado-- sin los cuales desplazarse por la capital tailandesa es una tortura. Abren las oficinas gubernamentales e incluso la Bolsa, cuyo edificio fue parcialmente quemado tras el desalojo militar del campo rojo que el miércoles causó 15 muertos. "La normalidad vuelve mañana", prometió ayer el primer ministro, Abhisit Vejjajiva. Dos meses y 85 muertos después, la revuelta de los camisas rojas ha sido sofocada y hace días que no se escucha ni un tiro en la capital.

AMPLIACION Sin embargo, la normalidad no le ha impedido ampliar de nuevo el toque de queda otros dos días (hasta hoy) en Bangkok y 23 provincias. Tampoco anunció la convocatoria de elecciones, medida que enfriaría la tensión que se respira. "Sé muy bien que esa gente --en referencia al frente antigubernamental que exige su dimisión-- continúa maquinando, y cuál es su verdadero objetivo", declaró el primer ministro Abhisit Vejjajiva en la televisión.

Los analistas aseguran que la presión militar dificulta nuevas protestas de los camisas rojas en la capital, y que estas podrían trasladarse a las provincias del norte y del noreste, de donde llegaron los campesinos. En Roiet, durante el funeral de una de las víctimas durante el desalojo, los presentes amenazaban con incrementar la violencia en futuras concentraciones. Un líder del movimiento desveló a este diario la convocatoria de una protesta prevista para el 24 de junio en el Gran Palacio de la capital, y prometió que sería menos pacífica que la pasada.