Sobre el puente de Damur --que comunica Beirut con las principales ciudades costeras del sur-- los pocos libaneses que se han atrevido a salir a la carretera esperan bajo un sol de plomo. Anoche, los aviones israelís bombardearon el lugar. La calzada ha desaparecido y en su lugar hay ahora un enorme agujero. Para seguir adelante no queda más que una estrecha franja de tierra por la que circulan las familias de la capital que han optado por reunirse con sus familiares en el sur.

"Vivo en Dahiya, en los suburbios de Beirut --explica Samir, un diseñador gráfico--, donde viven los dirigentes de Hizbulá. Cuando el partido capturó ayer a dos soldados enemigos no creímos que las cosas se degradarían hasta este punto. Pero esta mañana, mucha gente decidió quedarse en casa y, finalmente, ante las amenazas, decidieron dejar el barrio".

Advertencia en la prensa

En el segundo día de la ofensiva israelí en suelo libanés, la web del periódico Maariv publicó la advertencia explícita de un responsable del Ejército israelí: "Hemos avisado al Gobierno del Líbano de que debe evacuar a todos los civiles que se hallan en los suburbios del sur de Beirut, un bastión de Hizbulá donde vive Sayed Hasán Nasrallá el líder del partido islamista, y donde se encuentran el cuartel general y el depósito de armas de la organización".

La posibilidad de que uno de los barrios más populosos de la capital sea bombardeado ha agudizado el miedo entre la población libanesa. "Israel impondrá un aislamiento por tierra, mar y aire al Líbano con el fin de obligarlo a asumir sus responsabilidades en el sur, que se encuentra actualmente bajo control de Hizbulá", informó ayer la radio del Ejército israelí. Para la ministra libanesa de Asuntos Sociales, Nayla Muawad, Israel exige lo imposible.

"Todo el mundo sabe que el Estado libanés no puede desarmar a Hizbulá", dice. El partido proiraní cuenta con el apoyo de la mayoría de la población chií del país. "No pueden hacernos responsables de la captura de los soldados. No solo no fuimos informados de antemano, sino que dijimos que no lo aprobamos", agrega. Según la ministra, el Gobierno ha empezado a negociar la libertad de los rehenes con Hizbulá.

"Pero es necesario que Israel tenga un gesto de buena voluntad liberando a los libaneses detenidos y deteniendo estos ataques desproporcionados". Farid el Jazen, diputado de la oposición cercano al general cristiano Michel Aoun, no cree en una salida rápida. "La situación regional no es favorable. Teniendo en cuenta las tensiones en Palestina, temo que Israel opte por la línea dura".

Miedo a la quiebra

"Nadie quiere una guerra, hay que terminar con esto", se queja el propietario de una agencia de alquiler de vehículos que confiesa estar abocado irremediablemente a la quiebra si el negocio no anda bien en verano. Las primeras señales no son nada optimistas. La temporada estival acaba de empezar y los turistas huyen como pueden. Tras el cierre del aeropuerto de Beirut, el trayecto por tierra a Damasco cuesta ya cinco veces el precio normal.

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