El conservador portugués José Manuel Durao Barroso fue reelegido ayer por el Parlamento Europeo como presidente de la Comisión Europea por otros cinco años, con una mayoría absoluta de 382 votos a favor, 219 en contra y 117 abstenciones. Barroso contó con el respaldo del grupo popular, de los euroescépticos, de una parte del grupo liberal y de los socialistas españoles y portugueses.

El apoyo de los socialistas españoles permitió al anfitrión de la cumbre de la guerra de Irak lograr la mayoría absoluta, que exige el Tratado de Lisboa y sin la cual su elección hubiera quedado deslegitimada. El grupo socialista, pese a criticar la gestión de Barroso, optó mayoritariamente por abstenerse. Los Verdes e Izquierda Unitaria votaron en contra al no creer que Barroso vaya a hacer ahora "todo lo que no ha hecho en cinco años".

EL DESMARQUE La falta de credibilidad de Barroso quedó resaltada por la decisión de los eurodiputados socialistas catalanes Maria Badia y Raimon Obiols de no someterse a las instrucciones del Gobierno de votar a favor del candidato conservador. Ambos diputados se abstuvieron, siguiendo la consigna del grupo socialista europeo, mientras los eurodiputados del PSOE acataron el dictado de Madrid.

El líder de la delegación socialista española, Juan Fernando López Aguilar, justificó el voto a favor de un conservador por la necesidad de luchar contra la crisis y proseguir la integración europea, pese a que durante su anterior mandato Barroso se distinguió por sus posiciones ultraliberales y su negativa a regular los mercados financieros hasta que estalló la crisis. Los eurodiputados de ICV, IU, ERC, PNV y UPD votaron contra Barroso, mientras que el representante de CiU votó a favor.

A pesar del éxito político de haber logrado una mayoría absoluta, Barroso obtuvo bastantes menos votos que en su primera elección, en julio del 2004, cuando consiguió el respaldo de 413 diputados. Barroso también ha conseguido menos votos que Romano Prodi, quien en 1999 logró el respaldo de 392 diputados en una Eurocámara con 110 escaños menos que ahora.

Barroso había sido designado en junio para un segundo mandato al frente el Ejecutivo comunitario por los líderes de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE). Pero necesitaba la ratificación de la Eurocámara, que retrasó el voto dos meses para obligarle a comparecer ante cada grupo parlamentario.

MUCHAS PROMESAS Para vencer la hostilidad de los eurodiputados socialistas y liberales y asegurarse un respaldo suficiente, Barroso multiplicó la víspera en el pleno de la Eurocámara sus promesas a ambos grupos y aseguró que la futura Comisión Europea representará a las distintas familias políticas. Barroso se comprometió a defender los derechos laborales, a combatir el dumping social, a reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres, a desarrollar los servicios públicos de interés general y a revisar la polémica directiva sobre la jornada laboral.

A los liberales, Barroso les prometió crear un cargo de comisario para velar por los derechos y libertades fundamentales (separando esta cartera de la de Interior) y otro comisario responsable de la lucha contra el cambio climático. Asimismo, se comprometió a impulsar una reforma de los mercados financieros para reforzar la regulación y supervisión de entidades y operadores.

Tras la elección, Barroso aseguró que trabajará con firmeza en favor del "partido de Europa" y que colaborará con los grupos políticos que quieran "una Europa de solidaridad y libertad".