Durante la madrugada del pasado 1 de abril, una brigada de la 31 División de Infantería Mecanizada de Estados Unidos se enfrentó con la División Medina de la Guardia Republicana iraquí cerca de Kerbala, cien kilómetros al suroeste de Bagdad. La resistencia inesperada de las tropas fieles a Sadam obligó a los norteamericanos a solicitar el apoyo de un grupo de helicópteros Apache, que destruyeron todos los blindados de los iraquís con obuses revestidos con uranio empobrecido.

El uso de este desecho radiactivo en el armamento del Ejército estadounidense ha generado una creciente preocupación en los últimos años entre los familiares de antiguos combatientes de la guerra del Golfo en EEUU, Francia, Bélgica, el Reino Unido y entre los médicos que asisten a la población iraquí.

Numerosas organizaciones cívicas han denunciado desde 1992 la aparición de cánceres, leucemias y malformaciones congénitas como consecuencia de la exposición directa al uranio empobrecido, un arma mortal a largo plazo. El Pentágono ha admitido que en la guerra del Golfo los Ejércitos estadounidense y británico arrasaron el sur de Irak con más de 300 toneladas de misiles revestidos con este material. En Bosnia, entre 1994 y 1995, el Pentágono lanzó 10.800 proyectiles con uranio empobrecido, y la OTAN autorizó la utilización de 31.000 armas de este tipo contra Serbia en el conflicto de Kosovo, en 1999. El Gobierno de EEUU y la OTAN, sin embargo, minimizan los perjuicios del uranio empobrecido, aunque los científicos no piensan lo mismo.

UN ARMA EFECTIVA

De hecho, la ONU ha encargado la realización de una investigación sobre sus efectos, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) está elaborando un informe que deberá presentar a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). Pero, ¿qué es exactamente el uranio empobrecido? Esta sustancia es un desecho radiactivo del proceso de enriquecimiento del uranio que está destinado a los reactores nucleares civiles y militares. Un residuo, en otras palabras, que resulta muy atractivo para la industria militar. Los proyectiles con cabeza de uranio empobrecido pueden perforar el acero blindado de vehículos militares y edificios; además, se inflama cuando alcanza su objetivo, generando tal calor que consigue reducirlo todo a cenizas.

Cuando el uranio empobrecido impacta en su objetivo, se desintegra en millones de partículas que se desplazan con el viento, y que son las que podrían haber ocasionado problemas de salud irreparables a los excombatientes de la guerra del Golfo y a centenares de civiles. "De todos son conocidas las imágenes de los marines celebrando la victoria sobre un tanque iraquí, pero ellos desconocían que estaban respirando uranio empobrecido porque nadie les dijo nada", explica Malcolm Aitken en la revista British Medical Journal del 14 de agosto de 1999.

El uranio empobrecido, según el profesor Siegwart Horst Günther, epidemiólogo de la Cruz Amarilla Internacional, se instala en los genitales y en el estómago y provoca mutaciones en la sangre y malformaciones en niños y fetos. En su libro La sucia guerra limpia , Christine Abdelkrim Delanne repasa los ejemplos de malformaciones sufridas por menores iraquís y excombatientes de la guerra del Golfo.

CANCER ELEVADO

"Fui herido en 1991 por un disparo de fuego amigo que contenía munición con uranio empobrecido y en octubre tuve fuertes dolores abdominales. Ahora tengo la mitad del estómago extraído y ninguna respuesta de mi Gobierno", señala Jerry Wheat, de la Tercera División Blindada de Marines. El profesor Selma Al Taha explica en el libro que el índice de niños y ancianos con cáncer ha crecido un 400% en Irak desde 1992. Cabe plantearse si EEUU y el Reino Unido tuvieron en cuenta estos detalles en la guerra que recién terminó.