A lo largo de toda la historia del conflicto de Oriente Próximo, la semántica, el significado de las palabras, se ha convertido en motivo de polémica a la hora de interpretar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y, sobre todo, de eludir su cumplimiento. En un ejemplo famoso, la ausencia del artículo "los" delante de "territorios ocupados" sirve de base a Israel para justificar que no se retire de toda la Cisjordania ocupada en 1967.

La simbólica victoria palestina en Naciones Unidas sobre el muro en Cisjordania también es un éxito semántico, porque el texto de la Asamblea General habla en todo momento de "muro": ni barrera, ni cerca, ni verja, ni mucho menos valla. Israel se refiere al muro --que en algunos puntos mide ocho metros de altura, de cemento, y en otros es una alambrada electrificada de alta tecnología-- como la "valla de seguridad", para evitar, por ejemplo, la asociación con el muro de Berlín.

TERRORISMO

Otro uso significativo de las palabras, en este caso por ausencia, se encuentra en los párrafos de condena del atentado de Haifa y en el que se insta a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a "realizar esfuerzos" para arrestar a quienes lleven a cabo "ataques violentos", pero no se habla de terrorismo.

Si a estas cuestiones semánticas se le añade que la Asamblea denuncia los perjuicios sobre la población palestina que supone la construcción del muro y no sólo su papel político a la hora de marcar una frontera de hecho, se entiende la insatisfacción de Israel con el texto.

ANEXION DE TIERRAS

Las cuestiones semánticas no son simples juegos de analistas e historiadores. Frente a la acusación de que el muro supone una anexión de tierras --la fase ya construida muerde el 2,9% de Cisjordania-- varios portavoces israelís se defendieron ayer con el mismo y manido argumento: esas tierras no pueden considerarse palestinas porque no son territorios ocupados sino territorios en disputa.

Esta vez, por lo menos, no negaron la evidencia: que esas tierras han quedado del lado israelí del muro.