La presión popular y mediática de Bélgica consiguió ayer paralizar la expulsión de Ana Cajamarca y su hija Angélica, de 11 años, dos de los muchos inmigrantes ecuatorianos que viven en este pequeño país centroeuropeo en situación irregular. La niña escribió una carta conmovedora en francés a los medios belgas la semana pasada.

El tribunal de primera instancia accedió ayer tarde a la petición de "liberación inmediata" de la madre y la hija cursada por sus abogados, que invocaron malos tratos en el traslado hacia el aeropuerto. Según explicó su abogada, Selma Benkhelifa, un médico observó golpes en las rodillas y tórax de Ana, y marcas en muñecas y tobillos.