El dimitido primer ministro belga, el democristiano flamenco Yves Leteme, ha reconocido hoy que "el principio fundamental del funcionamiento de Bélgica ha sido puesto en peligro" ante el bloqueo total de la reforma del Estado y la pugna irreconciliable de flamencos y francófonos en la batalla por el control político y lingüístico de la periferia de Bruselas.

En medio de una nueva jornada de máxima tensión política entre las dos comunidades, Leterme ha afirmado que "el funcionamiento de Bélgica está basado en el principio de que la mayoría (flamenca) no pueden imponer su punto de vista a la minoría (francófona), pero que esta última debe estar dispuesta a negociar".

"Este principio ha sido puesto en peligro", ha subrayado Leterme con la decisión de los partidos flamencos de intentar imponer su mayoría en el Parlamento federal en la batalla por la periferia de Bruselas y con la decisión de los partidos francófonos de negarse a negociar y paralizar el proceso utilizando el mecanismo de emergencia previsto en la Constitución. "Todo el mundo es consciente de que para dar un futuro al país, hace falta una reforma del Estado", ha añadido Leterme.

MANIOBRAS PARLAMENTARIAS

Mientras Bélgica no acaba de concretar cuando se celebrarán las inevitables elecciones anticipadas en el mes de junio, los partidos francófonos han utilizado el mecanismo de la señal de alarma para impedir la votación en el Parlamento federal del proyecto de escisión del distrito electoral que une Bruselas con los 35 municipios de su periferia flamenca. Ese distrito histórico se mantuvo en 1962 al fijar la frontera lingüística definitiva del país para preservar los derechos políticos, judiciales y lingüísticos de los francófonos que quedaron en esa zona flamenca.

Los partidos francófonos han invocado que las disposiciones del proyecto de escisión "dañarían gravemente las relaciones entre las comunidades". El proyecto deberá ahora ser estudiado por el Gobierno durante un plazo de 30 días. Mientras tanto, el Parlamento federal quedará disuelto y la cuestión quedará aplazada hasta después de las elecciones. Este mecanismo de emergencia no se había usado en 25 años.

MALESTAR FLAMENCO

La maniobra in extremis francófona ha desatado las criticas de los partidos flamencos, que representan al 60% de la población y que han acusado de nuevo al otro bando a negarse a negociar y de atrincherarse en una posición numantina inflexible. Los partidos flamencos quieren que el Parlamento apruebe antes de su disolución la lista de artículos de la Constitución que deberán reformarse tras las elecciones. Sobre este punto tampoco existe acuerdo con los francófonos.

BHV, Bruselas-Hal-Vilvoorde, son tres siglas que resumen la fractura de Bélgica y el distanciamiento cada vez más insalvable de flamencos y francófonos. La escisión de ese distrito electoral y judicial que une Bruselas con 35 municipios de su periferia flamenca es una vieja reivindicación nacionalista para recomponer la homogeneidad