La ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto exigió hoy al presidente, Pervez Musharraf, que abandone la jefatura del Estado y de las Fuerzas Armadas, al tiempo que consideró que el general "ha ido demasiado lejos". En declaraciones desde la casa de Lahore (este) en la que está confinada desde esta madrugada, cuando las autoridades la pusieron bajo arresto domiciliario para impedir que participara en una gran protesta prevista para hoy, Bhutto afirmó que Musharraf ha acabado "con la hoja de ruta de la democracia" en Pakistán.

La ex primera ministra, en declaraciones de las que se hace eco el canal "Dawn", aseguró que su partido no mantiene conversaciones con el general, "ni directa ni indirectamente", en referencia al acuerdo de poder compartido que negociaban desde hace meses. "Musharraf debería renunciar como jefe del Ejército y como presidente", dijo la ex mandataria. También consideró que EEUU "ha hecho bien en presionar a Musharraf hacia la democracia", después de que en los últimos días el Gobierno de Washington urgiera a restaurar la Constitución y celebrar elecciones libres.

Por otra parte, consideró que el general, que declaró el estado de excepción en Pakistán el pasado día 3, "no está escuchando" a sus propios aliados. Bhutto está retenida en la vivienda de un dirigente de su formación, el Partido Popular de Pakistán (PPP), después de que el gobierno regional del Punjab (donde se encuentra Lahore) emitiera una orden de arresto domiciliario contra ella que será efectiva una semana.

Las autoridades, que han acordonado la zona con barricadas y alambres de púas y han desplegado cientos de policías en la zona, sostienen que estas medidas se han tomado para garantizar la seguridad de la líder opositora. De forma paralela, las fuerzas de seguridad lanzaron anoche una redada en Lahore en la que arrestaron a unos 200 activistas del PPP, mientras que en todo el Punjab son unos 3.000 los que se encuentran detenidos, según un portavoz de la formación. El objetivo es impedir la gran marcha convocada para hoy por el partido de Bhutto contra el estado de excepción, una protesta que el Gobierno ha declarado ilegal.