"¡Silvio, Silvio!", gritaron las 6.000 personas que ayer llenaron el Palacio de Congresos de un suburbio de Roma. De telón de fondo, una pancarta rezaba: "Diez años de lucha para defender la libertad. 10 de años de Forza Italia". El Cavaliere Berlusconi salió al estrado como si fuera un artista --operación estética incluida-- y empezó su discurso, en el que atacó a los "comunistas" de la izquierda y a los jueces.

Berlusconi se presentó como un salvador, recordando que antes de crear su partido el país estaba "envenenado por una guerra civil permanente y que duraba desde hacía 50 años".

"Hemos salvado a Italia del comunismo. Y somos conscientes de que somos la única oportunidad de este país", exclamó Berlusconi ante un público que le interrumpió 83 veces en 102 minutos de alocución y que vitoreó un discurso en el que atacó a los "mismos enemigos de siempre: una izquierda formada por comunistas y magistrados".

La peor puñalada la recibió la judicatura, acusada desde siempre por el dirigente de "ser de izquierdas" y de perseguirlo. "El fascismo me parece menos odioso que esta burocracia togada", soltó Berlusconi. El líder italiano nombró a algunas de sus bestias negras, como los jueces Antonio di Pietro, Saverio Borrelli, Gherardo Colombo e Ilda Boccasini, la fiscal del caso SME , en el que Berlusconi estaba acusado de pagar comisiones a los jueces.

ADN DE IZQUIERDAS De la oposición dijo que "no ha perdido el vicio, que lleva en el ADN, de intentar eliminar al enemigo por la vía judicial". La izquierda, según Berlusconi, "tiene una excesiva presencia en el Estado y demasiados comunistas infiltrados en todos los organismos".

Berlusconi, después de 10 años, parece más joven gracias al estiramiento facial que se ha hecho, pero mantiene su ironía. "No es posible ningún compromiso con la izquierda, porque a los comunistas no les ha salido bien el estiramiento", dijo.