Había dicho que estaba "sereno" y que le "importaba un bledo", pero acto seguido atacó al Tribunal Constitucional, al presidente de la República (Giorgio Napolitano), a los tribunales que deberán procesarle, a la prensa, a la televisión pública e incluso a la sátira política. A Silvio Berlusconi se le atragantó el miércoles por la noche la sentencia del Constitucional que le quitó la inmunidad y, desde la calle y desde su casa, llamó en directo a los programas nocturnos de más audiencia de la RAI y de su grupo Mediaset para expresar sin pelos en la lengua su rabia y proferir amenazas, provocando el mayor conflicto institucional de la República surgida en 1946. "Mi inmunidad son los electores", rebatió.

Tan desproporcionadas fueron las declaraciones del primer ministro que, ayer, Gianfranco Fini, presidente del Congreso y miembro del partido de Berlusconi, publicó una nota recordándole que "no puede fallar en su deber constitucional de respetar al tribunal y al jefe del Estado". "La vulgaridad de las acusaciones esta vez ha pasado el límite", espetó Nicola Mancino, vicepresidente del Organo de Autogobierno de los Jueces (CSM) --el presidente es el jefe del Estado--.

"DIAS TRISTES" Las reacciones más comedidas vaticinaban ayer "días tristes para Italia", que "todo es posible" y que "lo peor esta aún por llegar". El diario Corriere della Sera añadía que, "con una oposición que no está en condiciones" de presentarse como alternativa, el problema es que "el presidente del Gobierno es el único punto de equilibrio, no solo de la mayoría conservadora, sino del sistema".

En sus múltiples intervenciones nocturnas, Berlusconi dijo que se someterá a los dos procesos que habían sido parados a causa de la inmunidad, pero añadió que "se trata de dos farsas". "No solo iré al tribunal para defenderme, sino también a la televisión y a la radio, y luego quiero ver cuál será el tribunal, como el del proceso Mills por corrupción de testigo, todo de izquierdas, que tendrá el coraje de emitir una sentencia contra la realidad". "Se trata de dos procesos absurdos y expondré a mis acusadores al ridículo y les haré ver, a ellos y a los italianos, de qué pasta estoy hecho", afirmó.

INVECTIVA La acusación más grave la lanzó contra el presidente de la República, Giorgio Napolitano, por no haber influido sobre los jueces del Constitucional. "Todos sabemos de qué parte está", dijo. Antes, Napolitano, exdirigente comunista, había merecido una invectiva más sibilina: "Sabemos que es la expresión de la vieja mayoría de izquierdas". La presidencia de la República tuvo que emitir una nota en la que se afirma que Napolitano "está de parte de la Constitución, ejerciendo sus funciones con imparcialidad".

"Sepa Berlusconi que su dinero, su poder y sus amenazas no nos asustan", replicó ayer desde la oposición progresista Dario Franceschini, líder del Partido Democrático (PD). El dirigente opositor pidió al primer ministro que "deje ya de insultar de manera vergonzosa al presidente de la República y al Constitucional" y que "se resigne a la idea de que, aún teniendo el derecho a gobernar, ganar unas elecciones no significa estar por encima de las leyes, de la Constitución y de los órganos de garantía". El PD, bastante dividido, se unió en un santiamén para "defender la Constitución y los órganos de garantía de la arrogancia con que son atacados".

En el programa de la RAI Porta a Porta, la progresista Rosy Bindi arremetió contra Berlusconi por la "gravedad" de las acusaciones, lo que le valió como respuesta: "usted es más bella que inteligente". Exdemócratacristiana de armas tomar, Bindi no se amedrentó: "No soy una de las mujeres a su disposición", le dijo.