La voz es ronca, pero el humor, el carisma y la seducción de las masas siguen presentes a pesar de los 72 años y de los más de 10.000 kilómetros recorridos en la campaña electoral. Silvio Berlusconi celebró ayer en Roma, entre el Arco de Constantino y el Coliseo, el último mitin para los comicios legislativos del domingo y el lunes. "Id y convertid a las gentes, que Dios esté con vosotros", dijo al despedirse, después de haber pasado lista a una especie de letanías políticas a las que los electores congregados debían responder con un no o con un entregado. "¿Queréis un Gobierno que os cubra de impuestos?", "¿queréis ser más libres?". Dado que hacia el final empezó a llover, desde el escenario Berlusconi clamó con un popular refrán italiano: "¿Llueve?, ¡Gobierno ladrón!". Obviamente, dirigido al Ejecutivo de Romano Prodi, que está en funciones.

A medida que los progresistas han ido remontando en los sondeos, Berlusconi ha recuperado su lenguaje directo y populista. El lunes, en Savona, dijo que los fiscales, su caballo de batalla desde que entró en la política, "deberían ser sometidos periódicamente a exámenes que certifiquen su salud mental".