Quien gana, gana", concluyó ayer el líder de La Unión, Romano Prodi, poco antes de que el Ministerio de Interior confirmara el triunfo del centroizquierda en el Congreso y el Senado italianos a más de 24 horas del cierre de las urnas. "Hoy nadie puede decir que ha ganado", fue la réplica del primer ministro y candidato derrotado de la Casa de las Libertades, Silvio Berlusconi, que no se mostró dispuesto a ceder el poder sin dejar un último regalo a la maltrecha imagen de Italia.

Según los datos oficiales, La Unión logró 347 de los 630 diputados del Congreso, frente a los 281 de la coalición conservadora. La diferencia en esta Cámara entre los dos polos fue de 25.224 votos y Forza Italia de Berlusconi fue el partido más votado, con el 23,7% (9.045.384 votos). La coalición de tres partidos El Olivo, integrante de La Unión, logró el 31,3% (11.928.362 papeletas). Pero la nueva ley electoral, que los conservadores aprobaron para ganar los comicios, tuvo un efecto boomerang para Berlusconi.

NOVEDAD DOLOROSA La nueva experiencia fue especialmente dolorosa para la Casa de las Libertades en el Senado, donde la derecha esperaba mantener la ventaja gracias al cómputo realizado región por región. Los resultados oficiales arrojaron el triunfo del progresista Prodi en la Cámara alta, con 159 senadores (49,2% de los votos emitidos en Italia) frente a los 156 (49,9%) obtenidos por la derecha. El triunfo lo conquistó La Unión ayer gracias a las papeletas de los italianos que viven en el extranjero, que por primera vez votaron también a consecuencia de una ley berlusconiana.

Berlusconi se cogió a estos votos como a un clavo ardiendo para denunciar la "existencia de muchas irregularidades", por lo que "no puede excluirse que sean considerados no válidos".

De entrada, Berlusconi dio como provisionales los datos anunciados por su Ministerio de Interior hasta que el Supremo se pronuncie --el 20 este mes--. En realidad, tal y como marca la ley. Recordó que en el 2001 hubo una diferencia de 36.000 votos entre los anunciados por Interior y los validados por la justicia, y que ahora hay casi dos millones anulados, por lo que consideró "legítimas" las peticiones de investigación.

"No reconoceremos la victoria política de La Unión hasta que no haya una comprobación legal de los votos". El campo berlusconiano reclamó la revisión de las actas electorales y el recuento de los votos. Desde El Olivo le recordaron que, según la nueva ley electoral, "con un solo voto de más, se puede vencer". Varios líderes de la coalición de Prodi también rechazaron la propuesta de formar una gran coalición al estilo alemán, que hizo a la desesperada Berlusconi.

LA LINEA DEL TRIUNFO Mientras, Prodi siguió la línea de sus primeras declaraciones. El expresidente de la Comisión Europea aseguró que gobernará "para todos" y que Italia no un país partido por la mitad porque es "una democracia madura".

La intención del vencedor es no dar ninguna de las presidencias de las cámaras a la derecha y formar gobierno la segunda quincena de mayo, y llamó a evitar el riesgo de pasarse dos meses dirimiendo el conflicto electoral. El próximo 18 de mayo el presidente del país, Carlo Azeglio Ciampi, finaliza su mandato de siete años, por lo que el nuevo Ejecutivo de izquierdas puede ser sancionado por otro presidente si es que el actual no decide renovar. El nuevo Parlamento debe elegir al jefe del Estado.