Dos años después de la guerra contra Irak, el primer ministro británico, Tony Blair, llegó ayer a Washington para lanzar junto al presidente de EEUU, George Bush, una nueva batalla, esta vez contra el hambre en Africa y el calentamiento del planeta, con la que intentará recuperar el terreno político perdido a consecuencia del caótico conflicto iraquí. Bush se proponía anunciar que aportará 674 millones de dólares (550 millones de euros) para paliar el hambre en Etiopía y Eritrea.

"Los dos líderes pedirán a otros países que aumenten los fondos para afrontar la situación que viven los dos países", adelantó el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan. "Esto es algo que se necesita ahora y en los próximos meses", añadió, ante la hambruna que amenaza a 14 millones de personas. EEUU ha presupuestado otros 1.400 millones de dólares (1.140 millones de euros) pedidos por la ONU para emergencias.

Blair llegó a Washington en busca de apoyo, cara a la próxima cumbre del G-8 (siete países más ricos y Rusia) en julio, en Gleneagles (Escocia). La reunión estará centrada en la ayuda al continente, aunque Blair también tenía previsto ayer tantear a Bush sobre cómo frenar el calentamiento del planeta.