Justo cuando le faltaban dos días para dejar el cargo de primer ministro, Tony Blair se hizo arreglar el techo de su segunda residencia con cargo al erario público. Así consta en la lista de gastos de los diputados publicada por el Parlamento. Como ha venido ocurriendo desde que trascendiera el escándalo de los gastos de los parlamentarios, tampoco Blair violó estrictamente el reglamento de los Comunes al presentar una factura de 7.000 libras (8.270 euros) por el trabajo. Vuelve a ser una cuestión moral: si el contribuyente debería hacerse cargo de la segunda residencia de un jefe de Gobierno que está a punto de abandonar el poder.

Los datos de las obras trascendieron cuando Scotland Yard informó de que investigará a un grupo de parlamentarios que pidieron dinero para hipotecas fantasma.