El primer ministro británico, Tony Blair, aceptó hace un año la máxima condecoración del Congreso de EEUU por su apoyo a la guerra, el mismo galardón que José María Aznar intentó lograr con la ayuda de un lobi. Ese día, Blair, en su discurso ante las dos cámaras, agradeció al presidente de EEUU, George Bush "su liderazgo" por la defensa de la libertad. Ahora, empantanado en la posguerra y con el caso Kelly a sus espaldas, el premier ha descartado ir a recoger la medalla de oro, según informó ayer el Sunday Mirror .

Sus consejeros no atribuyen la negativa a motivaciones de política interior sino que aseguran que le han advertido de que ese viaje torpedearía la campaña del candidato demócrata, John Kerry, mientras Bush se beneficiaría de la popularidad que Blair tiene entre los estadounidenses por su apoyo a la política bélica de Washington.