Tony Blair trató ayer de restar importancia a la condena del medio centenar de antiguos diplomáticos británicos que han pedido una revisión de su política hacia el mundo árabe. "La gente tiene perfecto derecho a criticar, ya sea a propósito de Irak, ya sea sobre el proceso de paz de Oriente Próximo", declaró Blair al término de una entrevista con su homólogo italiano, Silvio Berlusconi.

El primer ministro británico no respondió a las recriminaciones de los diplomáticos, aunque dijo "comprender las frustraciones" que genera el proceso árabe-israelí. Hay que "reconocer que los sufrimientos de los palestinos son terribles", afirmó, "pero debemos tener en cuenta que hay civiles israelís inocentes que son asesinados por kamikazes".

Un total de 52 exembajadores, gobernadores y consejeros de alto rango, entre los que figuran importantes expertos en asuntos de Oriente Próximo, reclamaron el lunes al primer ministro, en un gesto sin precedentes, que dejara de apoyar la política "condenada al fracaso" de EEUU en la región. Los diplomáticos echaban en cara a Blair la falta de planes para organizar la posguerra en Irak y el haber apoyado la última propuesta anunciada por Bush y el jefe del Gobierno de Israel, Ariel Sharon, que entierra la negociación internacional multilateral, la Hoja de ruta .

El ministro de Exteriores, Jack Straw, respondió a las críticas haciendo un llamamiento a la unidad. "Es muy importante intentar trabajar con EEUU y no caer en una polarización que debilitaría nuestra influencia y la de Europa", dijo.