En el número 10 de Downing Street, la residencia oficial del primer ministro, ya han puesto el champán a enfriar. Tony Blair espera ganar hoy su tercera elección consecutiva, con un triunfo histórico jamás logrado antes por el Partido Laborista británico. Después de ocho años al frente del Gobierno, los últimos sondeos auguran una importante victoria para Blair, el estancamiento de los conservadores y el mejor resultado de los liberal demócratas en 80 años.

La mayor incertidumbre de la jornada electoral será el reparto de escaños en un centenar de circunscripciones, donde pueden incidir la abstención y la fuga de votos laboristas por la guerra de Irak. De esos imprevisibles factores dependerá, según los analistas, que el recorte de la mayoría absoluta de los laboristas, actualmente con una ventaja de 161 escaños, sea leve o drástico.

CIERRE EN EQUIPO Blair no da nada por ganado y ayer apuró hasta el último momento, al instar a los británicos a votar en una elección que, según dijo, será "reñida" y "dura". El primer ministro cerró la campaña como la inició hace cuatro semanas, rodeado de los miembros del Gobierno, en equipo, en Finchley and Golders Green, la circunscripción londinense donde tuvo su escaño la que fuera líder conservadora Margaret Thatcher.

"En el país se está disputando otro tipo de campaña", se dirigió Blair, apelando al bolsillo de los electores, "la de quién es mejor para mi hipoteca, quién es mejor para mi empleo, quién va a proteger y aumentar mi nivel de vida y la de quién va a hacer más por la familia, la sanidad pública y las escuelas".

A la desesperada, el conservador Michael Howard urgió a los británicos a mandar "un mensaje a Blair" y a "abrir un nuevo capítulo de esperanza". Los tories contrataron páginas de publicidad en cuatro diarios para publicar una lista de ocho objetivos prioritarios, que piensan acometer de ganar hoy.

Una tercera derrota consecutiva de los conservadores pone en duda el futuro de Howard. Cuando sus predecesores, el exprimer ministro John Major y después William Hague, fueron derrotados por los laboristas, ambos abandonaron inmediatamente, tras conocerse los resultados, la dirección del partido.

El optimismo reina en cambio entre los liberal demócratas, que esperan ganar unos 20 escaños. "Debemos recortar el poder de Blair y para ello cada voto cuenta", aseguró Charles Kennedy en su mensaje final.

La suerte está en las manos de 44 millones de electores. Los colegios electorales estarán abiertos desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche.

Se calcula que unos 6,5 millones de electores inscritos han preferido votar por correo, cuatro veces más que en el año 2001, un sistema que se ha visto salpicado por algunas alegaciones de fraude y puede provocar cierto caos a la hora del recuento de votos en algunas de las 646 circunscripciones en que está dividido el país.

En el sistema electoral británico de cada circunscripción sale elegido un escaño de la Cámara de los Comunes y el ganador es el candidato con más votos.

EL VOTO DE LA PRENSA El último empujón a Blair se lo ha dado la prensa. Publicaciones de peso como Financial Times , The Economist , The Guardian y The Times han pedido, con matices, el voto para el Partido Laborista. También lo han hecho los tabloides The Daily Mirror y The Sun , que ayer publicaba una acaramelada entrevista con el matrimonio Blair que tituló en portada: "Porque el tamaño importa. Cherie la esposa del primer ministro dice que Tony la necesita grande... una gran mayoría".