Al Qaeda planeó asesinar al primer ministro británico, Tony Blair, y a su esposa, Cherie, durante las celebraciones del 50 aniversario de la llegada al poder de la reina Isabel II, el 4 de junio del 2002, según cuenta en su biografía el exjefe de la policía de Londres John Stevens. Scotland Yard recibió de los servicios secretos británicos un aviso. A pesar del peligro, el primer ministro quiso ir a los festejos, y tanto él como su esposa se negaron a llevar chalecos antibalas, según Stevens.