Tony Blair escapó ayer a la que será posiblemente la última oportunidad para que el primer ministro rinda cuentas al Parlamento sobre la guerra en Irak.

Los nacionalistas escoceses y galeses consiguieron, tres años y medio después del comienzo del conflicto, abrir un debate en la Cámara de los Comunes sobre las circunstancias en las que Blair accedió a ir a la guerra y sobre la desastrosa planificación de una situación que ha costado ya miles de vidas. Sin embargo la moción nacionalista, apoyada por los liberales, conservadores y una veintena de laboristas rebeldes, exigiendo la investigación parlamentaria, fue derrotada por 298 votos negativos frente a los 273 del .

POLITICA DESASTROSA Adam Price, del partido galés Plaid Cymru, calificó la guerra de Irak de "catástrofe monumental", "el peor desastre de la política exterior británica desde la guerra de Suez". "Ha llegado el momento de decirle al primer ministro y a futuros primeros ministros que no son presidentes y que la política del Reino Unido no siempre tiene que ser la política de EEUU", afirmó.

La ministra de Exteriores, Margaret Beckett, consideró "legítima" una investigación, pero opinó que ahora sería "negativa desde el punto de vista militar y político".