El primer ministro británico, Tony Blair, presentó ayer su último programa electoral como líder laborista, que subraya la estabilidad de la economía, apuesta por la consolidación de la reforma de los servicios públicos y trata de hacer olvidar la guerra de Irak.

El programa electoral menciona de puntillas el conflicto iraquí y trata de dejarlo atrás, al reconocer que "numerosas personas desaprueban la acción del Gobierno" y al asegurar: "Respetamos y comprendemos sus opiniones". "Lamentamos la pérdida de vidas de civiles inocentes", continúa el manifiesto. Pero trata de dar carpetazo al asunto cuando asegura: "A partir de ahora debemos unirnos todos para apoyar la democracia naciente en Irak".

PERDIDA DE CREDIBILIDAD A estas alturas, la invasión no figura entre los asuntos que más cuentan para los británicos. Sin embargo, cuando se les pregunta sobre la confianza en Blair, Irak surge inmediatamente como el principal motivo de su pérdida de credibilidad.

El listado de promesas, resumido en un libro de bolsillo de 112 páginas, incluye nuevos controles a la inmigración y el reforzamiento de la seguridad ciudadana. Gran Bretaña: Hacia adelante, no hacia atrás , lleva por título el manifiesto.

Después de ocho años en el Gobierno, los laboristas parten como favoritos en las elecciones generales que se celebrarán el próximo 5 de mayo, y se preparan para lograr la tercera victoria consecutiva. "Esta es mi última campaña. En la próxima habrá otro líder", confirmó Blair, quien dejó claro que, de ganar, cumplirá íntegro su histórico tercer mandato. El aviso va dirigido a sus impacientes colegas, que quieren ver al ministro de Finanzas, Gordon Brown, tomar cuanto antes el relevo.

Conscientes de la impopularidad de Blair, los estrategas de la campaña laborista han suprimido por primera vez su imagen de la portada del folleto electoral. Por los mismos motivos, la presentación ayer del programa, en el Teatro Mermaid de Londres, estuvo muy alejada del estilo presidencialista habitual y fue una puesta en escena coral, oficiada por los siete principales representantes del Gobierno, quienes de pie, todos juntos, fueron leyendo los logros y promesas de sus respectivos departamentos.

"El partido está bajo un nuevo liderazgo y seguirá siendo el partido del Nuevo Laborismo, moderno y progresista de los últimos 10 años, en el que los británicos pueden confiar", señaló Blair, reforzando ante los ciudadanos la idea de votar no a un líder, sino a un equipo.

LAS BAZAS PARA GANAR Al tomar la palabra, Brown puso el énfasis en la estabilidad económica, el pleno empleo y la baja inflación, que continúan siendo, como en las dos elecciones generales anteriores, las mejores bazas con las que cuentan los laboristas para ganar. Según el manifiesto, los ideales del Nuevo Laborismo son claves: "Oportunidades para todos, responsabilidades para todos, seguridad y justicia para todos", subraya en el prólogo Blair.