El Reino Unido está a punto de cerrar un periodo apasionante de su historia. El 27 de junio, a los 54 años, Tony Blair cesará como primer ministro. Después de 10 años, Blair presentará ese día su renuncia a la reina Isabel II y será nombrado su sucesor en el cargo. Gordon Brown, que hoy anunciará su candidatura para el liderazgo laborista, será presumiblemente quien le reemplace al frente del Gobierno. El viceministro John Prescott también anunció la dimisión.

Forzado por la guerra de Irak y la rebelión en su propio partido, Blair cesó ayer como líder de una formación, que jamás habría soñado con ganar tres elecciones consecutivas. Rodeado de un multitudinario despliegue informativo internacional, sin precedentes en la política británica, el primer ministro anunció el fin de su mandato en el mismo lugar donde había empezado su carrera como diputado hace 20 años y donde en 1994 se postuló para liderar el Partido Laborista.

En el Club Laborista de Trimdon, en la modesta localidad de Sedgefield, en el norte de Inglaterra, Blair escribió su propio epitafio. "Hoy anuncio mi decisión de dimitir del Partido Laborista. El partido elegirá ahora un nuevo líder. El 27 de junio presentaré mi dimisión del cargo de primer ministro", dijo ante una audiencia de militantes incondicionales muy emocionados, entre los que también estaba su esposa Cherie y otros miembros de su familia. "Diez años, son suficientes para mí y para mi país", señaló entristecido.

ERRORES Con un tono solo en apariencia humilde, Blair reconoció haber cometido errores, que no detalló, pero defendió la decisión de participar en la "amargamente controvertida", dijo, guerra de Irak. "Quizás me haya equivocado. Eso es algo que otros tienen que decidir. Pero por encima de todo, créanme, he hecho lo que pensé que era lo adecuado para este país".

Irak y la sumisión a la política exterior de EEUU han sido, según los sondeos y los expertos, los errores más graves de Blair y los factores que le han arrastrado a una salida prematura del Gobierno. Sin embargo, con una referencia a los atentados del 11 de septiembre del 2001 en EEUU, el primer ministro justificó la relación que ha mantenido con Washington, porque lo correcto "era permanecer codo con codo con nuestro antiguo aliado y lo hice sin tener la menor duda". Pero admitió que "lo ocurrido desde entonces con el terrorismo global y los elementos que lo apoyan ha sido implacable, incansable y costoso".

Sin mencionar a su virtual sucesor, Gordon Brown, Blair subrayó los logros económicos de su Gobierno y pidió a los ciudadanos que piensen "cómo vivían en 1997 y como viven ahora".

FUERZA DE CAMBIO Según una encuesta publicada ayer por The Guardian , el 60% de los votantes creen que Blair ha sido una fuerza de cambio, aunque solo el 44% cree que ese cambio ha sido para bien. Las últimas palabras del primer ministro fueron para dar las gracias, desear "buena suerte" al país y pedir perdón "por las ocasiones en que no he logrado lo que pretendía".

Antes de volar a Sedgefield, Blair había celebrado en Downing Street un Consejo de Ministros que apenas duró 15 minutos y en el que comunicó a sus colegas el calendario de su partida. El Palacio de Buckingham también fue informado.

En las próximas semanas, antes del 27 de junio, Blair prevé viajar por el mundo, en una gira final. Hoy estará en París para entrevistarse con el presidente electo Nicolas Sarkozy. La próxima semana irá a Washington, para despedirse de George Bush. Blair también tiene prevista una gira por varios países de Africa y la asistencia a la cumbre del G-8 en Alemania y al Consejo Europeo en Bruselas.