El primer ministro británico, Tony Blair, advirtió ayer de que sería "un peligro mortal" infravalorar las amenazas del nuevo terrorismo global y defendió los ataques preventivos. En un discurso en el norte de Inglaterra, Blair justificó su decisión de participar en la guerra de Irak y llegó a preguntarse si la comunidad internacional debe cambiar las leyes sobre la intervención armada en otros países.

El 11-S fue "una revelación" para el primer ministro, sobre las intenciones y la capacidad de los "fanáticos" que, como Al Qaeda, representan un "nuevo tipo de guerra". Su gran temor es que estos grupos dedicados al terror global tengan, un día, armas de destrucción masiva.

"Es monstruosamente prematuro el pensar que la amenaza ha pasado. El riesgo sigue existiendo aquí y en el extranjero", afirmó. Esa amenaza que el mundo afronta necesita, según Blair, nuevas reglas para sustituir las actuales que prohíben la intervención militar, a menos que la situación se califique de "catástrofe". Blair criticó la actitud de las Naciones Unidas, cuyo Consejo de Seguridad "debe representar la realidad del siglo XXI" y ser capaz de "actuar con eficacia".