Forzado por una crisis interna que no pudo controlar, Tony Blair confirmó ayer que dejará su cargo de primer ministro a lo largo de los próximos 12 meses. El primer ministro británico, sin embargo, no anunció la fecha de su partida, tal y como exigían muchos de los parlamentarios que reclaman su salida. Gordon Brown, titular de Finanzas, adversario y potencial sucesor, pareció aceptar el momentáneo alto el fuego y prometió respaldar al mandatario, pero aseguró también que no llegará con él a ningún pacto secreto.

Pocos en el Reino Unido creen que Blair pueda permanecer en el puesto un año más. Los diputados descontentos volvieron a pedir anoche su renuncia para esta Navidad.

´MEA CULPA´ "Quiero pedir disculpas en nombre del Partido Laborista. A decir verdad, no ha sido nuestro mejor momento", fueron las primeras palabras de la declaración de Blair, realizada a las puertas de un colegio en Londres. "Hubiera preferido hacer esto a mi manera", añadió, sin ocultar su disgusto. Después, el premier anunció que "la próxima conferencia del partido, dentro de dos semanas, será la última" a la que asista como líder.

La presión de las últimas horas no logró forzarlo a fijar la fecha de su partida. "No voy a estipular una fecha precisa ahora. No creo que sea lo correcto. Lo voy a hacer en el futuro, teniendo en cuenta los intereses del país y dependiendo de las circunstancias del momento". "Es él quien debe tomar la decisión", fue la respuesta de Brown, que se encontraba en Escocia.

AMBIENTE ENVENENADO Ambos dirigentes deberán comparecer a finales de este mes en Manchester en la Conferencia Laborista, donde, sin duda, se reflejarán las tensiones y discrepancias que siguen envenenado el ambiente. "Creo que el laborismo ha tenido un momento de locura esta semana, y espero que salga adelante", comentó Peter Mandelson, actual comisario europeo de Comercio y gran aliado de Blair, en cuyo Gobierno fue ministro dos veces.

Pero algunos diputados dejaron claro que la declaración no es suficiente para enterrar el hacha de la guerra ."No aporta nada nuevo", fue el comentario de Graham Stringer, quien pidió al primer ministro que "dispare la pistola para dar la salida a las elecciones para un nuevo líder". Doug Henderson, un aliado de Gordon Brown, tampoco cree "que el público sepa más ahora sobre los planes del primer ministro para retirarse".

"La gente --añadió-- me sigue diciendo que el Partido Laborista debe tener una dirección clara, con prioridades claras, y un nuevo líder antes de las elecciones locales de mayo del 2007". Según los resultados de una encuesta llevada a cabo ayer por Channel 4 News, el 29% de los militantes laboristas quiere que Blair se vaya en Navidad, el 59%, que lo haga antes de mayo, mientras que un 57% dice que apoya a Brown.