Los electores británicos han castigado a Tony Blair con la pérdida de al menos 800 concejales en las elecciones municipales celebradas el pasado jueves en Inglaterra y Escocia. Los laboristas se han visto desbancados de 30 ayuntamientos, entre ellos el de Birmingham, donde gobernaban desde hace 19 años.

En esta ciudad del centro de Inglaterra, con una importante comunidad musulmana, ha pesado muy negativamente la decisión de Blair de participar en la guerra contra Irak. Otros bastiones importantes, como Bristol, Coventry, Rochdale y Rossendale también cayeron.

BUEN RESULTADO EN GALES

Sin embargo, la sanción no tuvo la contundencia que muchos auguraban. Los laboristas lograron un excelente resultado en las elecciones regionales de Gales, logrando 30 de los 60 escaños en la Asamblea de Cardiff. También alcanzaron la mayoría, 51 diputados, en el Parlamento de Edimburgo, donde deberán gobernar en coalición con los liberaldemócratas. La participación fue baja, de un 34% en Inglaterra, 49% en Escocia y 38% en Gales.

El Partido Conservador se aprovechó parcialmente del terreno perdido por Blair en las municipales. Los tories se hicieron con al menos 27 nuevos ayuntamientos y el 35% de los votos, frente al 30% de los laboristas, igualados por los liberaldemócratas, que también obtuvieron el 30%. La victoria de los conservadores da a su precario líder, Iain Duncan Smith un respiro, que le permitirá seguir al frente del partido hasta la próxima contienda a escala nacional. "Es una espectacular victoria, un fantástico resultado y nos da la oportunidad de volver a gobernar dentro de dos años o de dos años y medio", declaró ayer Smith.

SIN AMENAZAS CLARAS

Los analistas políticos tampoco ven en los resultados de ayer ninguna amenaza para la supremacía de Blair. La perdida de votos locales la achacaban al desgaste de seis años en el poder, y recordaban cómo, a mediados de los 90 y en similares circunstancias, siendo Blair líder de la oposición, los laboristas consiguieron el 46% de los votos en las locales.

El jueves también retrocedieron los nacionalistas en Escocia y Gales, donde parte del voto se dispersó entre formaciones independientes. El Partido Nacionalista Escocés, (SNP), con 27 escaños en el Parlamento de Edimburgo, perdió casi un tercio de sus votos, algo que muchos achacaron a la falta de carisma del nuevo líder, John Swinney. Los conservadores obtuvieron en Escocia 18 escaños, los liberaldemócratas 16, los Verdes 7, el Partido Socialista Escocés 6 y los independientes 4.

En Gales, donde la Asamblea de Cardiff estará dominada por los laboristas, el Plaid Cymru obtuvo 12 escaños, los conservadores 11, los liberaldemócratas 6 y los independientes 1. La extrema derecha, el British National Party, colocó a 11 concejales en localidades de Inglaterra con problemas de segregación radical.