El todavía primer ministro británico, Tony Blair, realizó ayer un último viaje --propagandístico y testimonial-- a Irak, el país que le ha costado su carrera política y su reputación internacional. Procedente de Washington, Blair hizo una escala sorpresa en Bagdad y Basora, reivindicando así ante el mundo un legado bélico sangriento.

"Hay signos de cambio y de progreso", señaló Blair desafiante, ignorando el ataque de mortero del que fue objeto la Zona Verde, el barrio fortificado de la capital iraquí, minutos antes de su aterrizaje. Blair interpretó la acción armada, muy próxima a la embajada británica, como algo cotidiano y rechazó que estuviera dirigida contra él.

5.500 SOLDADOS Sus palabras quedaron en evidencia horas después, cuando el mayor cuartel británico en la ciudad de Basora fue atacado con disparos de mortero. La acción se produjo poco después de que Blair pronunciara un emotivo discurso de agradecimiento y despedida ante los militares británicos.

En Bagdad, Blair se entrevistó con el presidente iraquí, Jalal Talibani, y con el primer ministro, Nuri al Maliki, con quienes estudió la seguridad y la situación política de Irak. Durante la conferencia de prensa, Blair trató de mostrar el lado supuestamente positivo de una realidad muy cruda. "La situación de la seguridad sigue siendo muy difícil, pero por otra parte hay también signos reales de progreso y de cambio", afirmó.

El premier británico opinó que "el futuro de Irak debe ser decidido por los iraquí de acuerdo con sus deseos y es importante que los países vecinos respeten esto". Desde Bagdad, Blair voló a la ciudad de Basora, donde se concentran la mayoría de los 5.500 soldados británicos en suelo iraquí. Gordon Brown, el futuro primer ministro, heredará la peligrosa tarea de organizar el retorno de las tropas.

La visita de Blair coincidió con unas duras declaraciones del antiguo presidente demócrata de EEUU Jimmy Carter, en las que criticó al premier británico por su apoyo "ciego" a la guerra de Irak. En una entrevista concedida a la BBC, el premio Nobel de la Paz calificó de "abominable" y "aparentemente servil" la relación de Blair con el presidente estadounidense, George Bush.

AUMENTAN LOS MUERTOS La situación en Irak no logra estabilizarse. De hecho, las bajas entre contratistas civiles se han disparado en lo que va de año, según datos publicados ayer por el The New York Times . Al menos 146 civiles han muerto en Irak en el 2007, la cifra más alta desde que empezó la guerra, en el 2003. Y el dato subió ayer, al morir al menos 15 civiles en una masacre en un poblado habitado por kurdos chiís al este de Irak.