Tony Blair prefirió ayer no responder a las preguntas de los diputados sobre Irak. Hacía más de dos años que el Parlamento británico no debatía sobre la guerra, pero el premier decidió, pese a las críticas, que fuese la ministra de Exteriores, Margaret Beckett, la que diera explicaciones sobre el asunto.

Antes, Blair rechazó la propuesta de los liberales, que exigieron la salida de los 7.000 soldados británicos para octubre. Blair afirmó que una retirada "arbitraria" sería "desastrosa", y repitió que los soldados se quedarán "hasta que hayan completado su misión con éxito". Además, recordó que las tropas se hallan en Irak "bajo la resolución de la ONU y con el apoyo del Gobierno iraquí".

La política antiterrorista de Blair fue descalificada por el director de la Fiscalía de la Corona, Ken Macdonald, quien negó que el Reino Unido esté en "una guerra contra el terrorismo".