La boda de Rainiero con Grace Kelly, en abril de 1956, fue boicoteada por todas las monarquías reinantes de la época. Disgustadas porque la novia fuera una actriz y no alguien de sangre azul, ninguna casa real envió representación. Sólo el entonces ya derrocado rey Faruk de Egipto acudió al enlace. En cambio entre los 600 invitados estaba todo Hollywood, con Hitchcock como testigo de la novia.