La baja participación y el boicot de la oposición marcaron el referendo celebrado ayer en Egipto, en el que los electores debían pronunciarse sobre 34 enmiendas constitucionales introducidas por el presidente Hosni Mubarak. La reforma borra del mapa a los islamistas Hermanos Musulmanes, limita la función de los jueces en la supervisión de las elecciones y endurece las leyes antiterroristas.

Organismos independientes cifraron en algo más del 3% la participación a las cinco de la tarde, dos horas antes del cierre de los colegios. La oposición islamista y laica ha tildado las reformas de "crimen político" y "paso atrás en las libertades". Esos grupos también consideran que allanan el camino para que el hijo de Mubarak, Gamal, suceda en un futuro a su padre. El régimen, por su lado, las considera un avance en la democratización del país.