Bolivia decidía ayer en las urnas si revocaba o no el mandato del presidente Evo Morales y siete prefectos (gobernadores). El Gobierno llamó a "respetar" los resultados y prometió dialogar con la oposición. El vicepresidente, Alvaro García Linera, advirtió, sin embargo, de que las regiones díscolas que no acepten el veredicto de las urnas cometerán un acto de "sedición".

"El Congreso aprobó una ley, y la única circunscripción electoral para revocar al presidente es de carácter nacional. Otra lectura sería un desacato y así la juzgaremos", declaró García Linera. Los dirigentes de Santa Cruz, la región que lidera el enfrentamiento, considerarán "revocado" a Morales si el mandatario es allí ampliamente derrotado.