Evo, de nuevo". La consigna que han cantado miles de bolivianos y que la publicidad reprodujo hasta el hartazgo, se hará hoy realidad cuando más de cinco millones de electores decidan quién será el nuevo presidente del país más pobre de la región. El actual presidente y candidato, Evo Morales, que se hizo con la jefatura del Estado en el 2006 con el 53% de los sufragios y fue ratificado en agosto de 2008 en una consulta popular con el 67%, está muy cerca de lograr en los comicios de hoy el 70% de los votos, de acuerdo con los sondeos.

El segundo en las encuestas es, con un 18%, Manfred Reyes Villa, de Plan Progreso para Bolivia. Su compañero de ticket electoral, Leopoldo Fernández, exgobernador de Pando, está preso por una matanza de campesinos en el este del país y hace su campaña desde la cárcel.

HISTORIA CONVULSA Los tiempos suelen ser vertiginosos en una Bolivia acostumbrada a las convulsiones. De los 83 gobiernos de su historia republicana, 36 no duraron más de un año, y 37 fueron de facto. Ningún historiador ha sabido precisar el número exacto de golpes de Estado e intentonas militares que ha habido en todos estos años. Dos presidentes, Hernando Siles y Víctor Paz Estenssoro, intentaron ser reelectos y tuvieron que abandonar el poder.

Pero con Morales, de 50 años, todo eso es historia. El gran objetivo del líder del Movimiento al Socialismo (MAS) es obtener la mayoría absoluta en el Senado para poner en marcha la nueva Constitución y, si es necesario, modificarla para continuar en la presidencia y extender su "revolución pacífica y cultural".

Morales ha corrido con ventaja en esta campaña. La inició pronto, recorriendo todos los rincones de Bolivia, y además se encontró con la oposición de derechas fragmentada. Santa Cruz, que ha agitado la bandera de la autonomía, ha perdido la capacidad de presión sobre La Paz.

Y no solo eso: además de contar con el apoyo del campesinado, los pueblos originarios y los movimientos sociales, el MAS se ha ganado la confianza de sectores de clase media e incluso del empresariado que han abandonado la aversión al indio , como solían calificarle despectivamente. También líderes de grupos de choque cruceños han pedido perdón por sus arengas racistas.

BLOQUE CONSPIRADOR Un sector del empresariado cruceño ha abandonado la hostilidad que lo caracterizaba. Según el vicepresidente, Alvaro García Linera, ese bloque conspirador se ha partido en tres. Queda un sector anti- Morales que, por el momento, está en retroceso; un núcleo de hombres de negocios que acompaña las políticas del MAS, aunque no lo decía de manera abierta; y un tercero que, en virtud de la nueva relación de fuerzas, decidió acercarse al Gobierno.

Bolivia ya no es una República sino un Estado plurinacional que, en virtud de la reforma constitucional, comprende cinco niveles de autonomías e integra a 36 naciones originarias. La reivindicación de los orígenes prehispánicos ha llegado hasta la decisión de dar a la "justicia comunitaria" el mismo rango que a los tribunales.

Pero no todo es defensa irracional del pasado. Para sorpresa de muchos observadores, la campaña electoral tuvo cierto tinte futurista. "Bolivia ingresa en la era espacial de las comunicaciones", dijo Morales. El Gobierno ha comprado un satélite de comunicaciones y lo ha bautizado Túpac Katari, nombre del aymara que se rebeló contra la colonia española en el siglo XVIII. El artefacto ha costado 200 millones de euros. Morales sueña con que los niños podrán navegar con sus ordenadores en todos los pueblos remotos de Bolivia.