Los bolivianos participarán el 10 de agosto a un referendo para decidir si ratifican o revocan el mandato del presidente Evo Morales, el de su vicepresidente, Alvaro García Linera, y el de los prefectos (gobernadores) regionales.

Morales promulgó ayer la ley de convocatoria del referendo revocatorio, que supone un hito en la historia del país, ya que es la primera vez que celebrará una consulta de estas características, según destacó el presidente.

"No tengo miedo al pueblo: que diga su verdad y nos juzgue", subrayó tras promulgar la ley, cuatro días después de que el Senado decidiera inesperadamente aprobarla, al rescatar una iniciativa que partió del propio presidente en diciembre pasado.

Fue Morales quien envió al Congreso a finales de 2007 el proyecto de ley para celebrar la consulta, cuando el país vivía un conflicto vinculado a la redacción de una nueva Constitución. La Cámara de Diputados aprobó la norma en enero y pasó al Senado, controlado por la oposición, donde quedó estancada varios meses.

El referendo da un giro a la complicada crisis que vive el Bolivia, marcada por el enfrentamiento entre la refundación del país a través de la nueva Constitución que impulsa Morales y los procesos autonomistas que han iniciado varias regiones opositoras, a los que se opone el Gobierno, cuyo líder se acepta con "con satisfacción" someterse a la consulta.