El sector financiero de Grecia nota los efectos del triunfo de Syriza. La Bolsa de Atenas se desplomó este miércoles el 9,24% y la prima de riesgo del bono a diez años ya se ha disparado por encima de los 1.000 puntos básicos, tras el anuncio de las primeras medidas previstas por el nuevo Gobierno de Grecia. El principal indicador del mercado ateniense acumula tres jornadas consecutivas en negativo, ya que el lunes cerró con una caída del 3,2% y el martes con un descenso del 3,64%. Ese no es el único indicador que preocupa tras el triunfo de Syriza. La agencia Bloomberg constata uno de los fenómenos que pueden causar más quebraderos de cabeza a la economía griega, la fuga de capitales. En diciembre pasado, los ciudadanos griegos retiraron 3.000 millones de euros en depósitos, una cifra que se ha disparado hasta los 11.000 millones este mes de enero. Según Bloomberg, la retirada de fondos de los bancos entre el 19 y el 23 de enero "fue incluso mayor que la que sufrió el país en mayo del 2012", en plena especulación ante la posible salida de Grecia del euro. El temor a la vuelta del dracma planea en ese fenómeno ya constatado.

Entre las mayores caídas de la jornada bursátil se encuentran los bancos. Las acciones de Piraeus Bank se han desplomado un 29,26%, las de Alpha Bank un 26,76%, las de Eurobank Ergas un 25,93% y las National Bank of Greece un 25,45%. Una de las medidas adoptadas en el primer consejo de ministros del Gobierno de Alexis Tsipras ha sido paralizar la venta del 30% de la Corporación Pública de Energía de Grecia (PPC), la mayor del país, cuyo valor se ha hundido en bolsa un 13,93%.

En el mercado secundario, la prima de riesgo de Grecia se ha disparado casi 100 puntos básicos, al pasar desde los 948 enteros de la apertura hasta un máximo intradiario de 1.040,4 puntos básicos. Esto no expresa más que la desconfianza de los inversores en el cobro de esos títulos de deuda, algo por otra parte ya previsto.

Además de la paralización de la privatización de empresas públicas, el Gobierno ha prometido subir las pensiones a las personas con bajos ingresos y devolver sus puestos a algunos de los funcionarios que fueron despedidos, así como renegociar el rescate acordado con sus socios europeos. Son esas medidas de coste elevado y que el Gobierno de Tsipras debe cubrir con partidas presupuestarias concretas o ayudas suplementarias por parte del BCE.