Al cumplirse, hoy, 25 años del bombardeo aéreo israelí contra la central nuclear iraquí de Osirak, las potencias están otra vez movilizadas para impedir la fabricación de una "bomba atómica islámica" como la que el osado ataque de Israel atajó en el año 1981. Pero todo ha cambiado desde entonces: EEUU permitió que el muy islamista régimen dictatorial paquistaní --padrino de los talibanes-- tuviera su propio arsenal nuclear, para compensar el de la India. Y ahora George Bush acaba de pactar la entrega de tecnología atómica a Nueva Delhi, pese a que no suscribe el Tratado de No Proliferación, para contrarrestar a la superpotencia china.

Hoy, el desafío del régimen integrista iraní --aunque se ampare en que el enriquecimiento de uranio no está prohibido por el TNP-- amenaza con desencadenar una nueva escalada armamentista atómica en Oriente Próximo. Algo que ni Estados Unidos ni Israel tolerarán. Por eso es ahora crucial encontrar una salida a esta peligrosísima crisis internacional.

*Periodista.