Mientras en Bombay se celebraban innumerables ceremonias en recuerdo de los sucesos de hace un año, cuando 10 suicidas de ideología islamista fuertemente armados tomaron diversos lugares emblemáticos de la ciudad y la mantuvieron en jaque durante tres días, la policía local escenificó una muestra de fuerza con la exhibición de armas de reciente adquisición para intentar transmitir tranquilidad. Un año después de los ataques coordinados contra varios hoteles de lujo, un centro judío y una estación de ferrocarril, entre otros lugares, que se saldaron con 166 personas fallecidas, miles de indios salieron a la calle con banderas gritando eslóganes como "acabad con la violencia".

VELAS Y FLORES Los congregados en el exterior de un centro judío, uno de los objetivos de los atacantes, encendieron velas. En el Hotel Trident, en el que también irrumpieron los suicidas, desde los chefs de cocina a los chicos de la lavandería se congregaron para rendir su tributo a las víctimas. En el exterior, en una columna de granito negro, podía leerse: "En memoria de nuestros huéspedes y nuestro staff". Junto al rincón podía verse ayer un ramo de lilas y velas.

El desfile policial constituyó un intento de las autoridades de mostrar aún mejor preparación. Hace un año, muchos policías, armados con palos y viejos rifles, huyeron ante los atacantes, que emplearon granadas y rifles automáticos. Pese a las mejoras, muchos indios piensan que todo ello no es suficiente.

Durante los ataques, nueve militantes fueron abatidos por la policía. El único que vive es Mohamed Ajmal Kasab y puede ser condenado a la horca.