La Convención adoptó ayer por amplio consenso el borrador de Constitución de la Unión Europea (UE). El histórico documento servirá de base para la reforma del Tratado de la UE, que comenzará en otoño para dotar a la Europa reunificada de su primera Constitución.

Tras incorporar los últimos ajustes en una maratoniana negociación final, el borrador de Constitución obtuvo un apoyo casi unánime de los 105 representantes de las instituciones comunitarias, de los gobiernos y los parlamentos nacionales de los países miembros y candidatos.

El Gobierno español fue el único que formuló públicamente una objección frontal al borrador de Constitución. Las primeras palabras de la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, en el pleno de la Convención fueron para afirmar que "el Gobierno español tiene una reserva fundamental sobre las instituciones".

La ministra polaca de Asuntos Europeos, Danuta Hübner, con la misma preocupación que España, fue mucho más moderada y sólo indicó que su país "seguirá con atención" la cuestión del sistema de voto.

El presidente de la Convención, Valery Giscard d´Estaing, anunció que el 20 de junio recomendará a los líderes de la UE en la cumbre de Salónica que cuando reformen el tratado "no se alejen del texto" consensuado.

ERROR POLITICO

La reapertura de la negociación de la Constitución, en especial el explosivo capítulo institucional, "sería un error político", advirtió Giscard. El texto adoptado, prosiguió Giscard, es la fórmula que "logró el mayor consenso". Replantear el contenido del documento, añadió, "se percibiría como un paso atrás, conduciría a fórmulas con menos consenso y provocaría la formación de bloques de países".

Giscard reconoció que el documento "no es perfecto", pero es "aceptable, justo y puede funcionar" y "tiene un apoyo casi unánime". Con citas literarias, Giscard invitó a España a no quedarse aislada: "en el umbral de una nueva era, entremos juntos en la nueva Europa".