Los explosivos líquidos no son habituales en la industria por su inestabilidad, pero su potencia no ofrece dudas. Un tetrabrik relleno con tolueno y tetranitrometano podría provocar, por ejemplo, una explosión que causara daños al fuselaje de un avión o que desencajara una ventana del avión. Quizá no sería necesario buscar extraños materiales, sino que bastaría con combinar productos de limpieza y del botiquín, como la glicerina (crema de manos), el salfumán o el agua oxigenada, entre otros.