El líder antimundialización francés José Bové fue detenido ayer y conducido a la cárcel de Villeneuve-les-Maguelone, en el departamento de L´Hérault, para cumplir la pena de 10 meses de prisión a la que fue condenado por destruir cultivos de arroz y maíz transgénicos. Su suerte está ahora en manos del presidente francés, Jacques Chirac, quien podría decidir reducir su condena con motivo de la fiesta del 14 de julio, según insinuó el ministro de Justicia, Dominique Perben.

La detención de Bové fue al alba y por sorpresa en su granja de Larzac. "Los gendarmes entraron rompiendo una puerta", aseguró su abogado, que añadió que el dirigente de la Confederación Campesina fue trasladado a un helicóptero.

LA DENUNCIA

Las condiciones del arresto, que fueron definidas por sus amigos como "una auténtica operación comando a la hora del lechero", indignaron a sus compañeros de la organización agraria, que ha convocado a los simpatizantes de Bové a concentrarse frente a las prisiones francesas y ante los campos de cultivos transgénicos. La primera manifestación tuvo lugar ayer frente a la prisión de Villeneuve-les-Maguelone.

Los sindicatos y partidos de la izquierda reclamaron también su inmediata liberación. La presidenta del Partido Comunista, Marie George Buffet, denunció una "deriva antisindical" del Gobierno, mientras el primer secretario del Partido Socialista, Fran§ois Hollande, lamentó las condiciones de la detención.

El ministro de Justicia justificó las "circunstancias" del arresto para evitar enfrentamientos. Horas después, Perben afirmó que "no es imposible" que pueda beneficiarse del "decreto de gracia del 14 de julio".