Estados Unidos volvió ayer a llamar la atención sobre algo de lo cual se habla cada vez menos: la detención del número uno del depuesto régimen iraquí. "Las posibilidades de atrapar a Sadam Husein son muy altas", aseguró el virrey de Irak, Paul Bremer, en una entrevista concedida a la cadena de televisión británica BBC. El jefe de la Administración civil estadounidense, sin embargo, no aportó ningún argumento, ni nuevo ni viejo, para justificar lo que parece un renovado optimismo cara a la captura del sátrapa, y en cambio sí explicó que el hecho de que aún permanezca en libertad es un obstáculo para la estabilización del territorio.

"El hecho de que no hayamos podido mostrar cuál ha sido su destino ha permitido a remanentes del régimen impuesto por el partido Baaz aprovechar y decir que Sadam volverá y que ellos mismos volverán, por lo que instan a la población a no cooperar con la coalición", aseguró.

De vez en cuando, pero cada vez con menor frecuencia, aparecen rumores sobre el paradero del dictador. Un antiguo responsable de los servicios secretos del Ejército iraquí, Uafiq al Samarai, aseguró ayer que Sadam se esconde cerca de la localidad de Samarra --al norte de Bagdad--, en pleno desierto.

Durante su entrevista con la BBC, Bremer atribuyó a los "remanentes" del régimen los ataques que han sufrido las tropas ocupantes en las últimas semanas; reconoció que, por ahora, la situación de inseguridad es difícil de controlar, pero se mostró seguro de que las fuerzas de EEUU y británicas conseguirán estabilizar el país.

Prueba de esta decisión es que EEUU lanzó ayer una nueva ofensiva contra la resistencia iraquí. Cerca de 60 personas fueron detenidas en el norte de Bagdad durante la operación Crótalo del Desierto, la tercera de este tipo en las últimas semanas.

UN IRAQUI MUERTO

Horas antes, dos soldados de EEUU habían resultado heridos durante un ataque con explosivos contra una patrulla militar en una de las autopistas que llevan a Bagdad. El Pentágono confirmó que un iraquí murió cuando los militares dispararon sus armas para repeler a los atacantes, pero se desconoce si se trataba de un agresor o de un civil. En Faluya, al oeste de Bagdad, un grupo de soldados fue atacado con lanzacohetes, sin causar víctimas.