La crisis sanitaria más temida en un Haití destrozado por el terremoto del pasado 12 de enero ha llegado nueve meses después de la tragedia. Un brote de cólera ha provocado casi 150 muertos en una semana en un departamento al norte de Puerto Príncipe y hay más de 1.500 personas afectadas por graves diarreas. El Gobierno haitiano, que ha calificado la tipología de cólera como de las más peligrosas, ha pedido ayuda a todas las oenegés internacionales que operan en el país para evitar la epidemia.

Altamente contagiosa, la afección puede matar a una persona en tres días si no se trata adecuadamente, y se propaga con extraordinaria rapidez. De la misma manera, si se trata a tiempo con una adecuada rehidratación, la recuperación también puede ser muy rápida. Aunque las autoridades sanitarias aún no tienen claro el origen, la propagación se lleva a cabo a través de agua contaminada por excrementos y las malas condiciones de higiene.

La peor de las situaciones se produciría, según la responsable de incidencia política para Haití de Intermon Oxfam, Lourdes Benavides, si el brote se propagara a los campamentos de desplazados, alguno de los cuales aglutina a 50.000 personas.