El primer ministro británico, Gordon Brown, se vio obligado ayer a acelerar la recomposición de su Gobierno para hacer valer su autoridad ante la revuelta surgida en el seno del Partido Laborista. Lo hizo en un día de alto voltaje político, en el que se produjo la dimisión de tres ministros más y varios secretarios de Estado y se confirmó la debacle laborista en las elecciones municipales en 34 circunscripciones. Fue un reajuste a la defensiva, encaminado a asegurar su supervivencia, aunque falta saber ahora por cuánto tiempo.

Brown consiguió superar dos importantes obstáculos. Por una parte, que no dimitieran los verdaderos pesos pesados del Gabinete, el ministro de Economía, Alistair Darling, y el ministro de Justicia, Jack Straw. Por otro, que el hombre a quien los rebeldes del partido ven como el máximo favorito para sucederle, Alan Johnson, hasta ayer ministro de Sanidad, aceptase la cartera de Interior. Pero básicamente fue una jornada de contricción, subrayada por los desastrosos resultados en las municipales, anticipo de lo que se prevé suceda en las europeas.

"El laborismo ha encajado una dolorosa derrota", admitió. Con 30 de 34 municipios escrutados, su partido quedó relegado a la tercera plaza con el 23% de los votos. Los conservadores ganaron con claridad, haciéndose con el 38% de los votos.

El pistoletazo de salida a las trepidantes últimas horas lo dio la explosiva dimisión del ministro de Trabajo, James Purnell, que telefoneó el jueves al primer ministro para comunicarle su adiós. Poco después trascendió que los rotativos The Times y The Sun llevaban su carta de renuncia en portada, en la que pedía la dimisión de Brown: "Le pido que se aparte y dé a nuestro partido la oportunidad de luchar para ganar".

Tamaña insurrección necesitaba ser contrarrestada. De nuevo esa misma noche y en la mañana de ayer se produjo la procesión de ministros que expresaron su apoyo al dirigente. A media mañana se conoció la dimisión del ministro de Defensa, John Hutton; del ministro de Transportes, Geoff Hoon; y de la secretaria de Estado para Europa, Caroline Flint.

Tras la reestructuración del Gobierno, concretada con el relevo en 10 carteras, Brown compareció ante la prensa en Downing Street e insistió en que cree que "es la persona adecuada" para sacar al país adelante. "Si no, no estaría aquí", agregó.