El clamor para que el primer ministro británico, Gordon Brown, salga de su silencio respecto a la puesta en libertad del único condenado por el atentado de Lockerbie, el libio Abdelbaset Ali Al Megrahi, se intensificó todavía más ayer tras saberse que Brown trató del asunto con el jefe del Estado libio, el coronel Muamar el Gadafi, cuando ambos se entrevistaron hace seis semanas durante la cumbre del G-8 que se celebró en Italia.

Downing Street hizo pública una carta de tono cordial enviada el pasado jueves, cuando el Gobierno escocés excarceló a Al Megrahi, que padece un cáncer terminal, basándose en motivos humanitarios. En ella, Brown menciona su encuentro con Gadafi en Italia y alude a la petición que ya le hizo entonces de mantener un perfil bajo del asunto: "Si el Gobierno escocés decide que Al Megrahi puede volver a Libia, ello debería constituir una ocasión familiar y puramente privada", expuso el premier . Pero Trípoli hizo caso omiso de esta petición y escenificó una triunfal llegada del terrorista liberado al aeropuerto y una recepción con el coronel Gadafi. Quien sí dio un paso al frente para defender la decisión fue el ministro principal escocés, Alex Salmond a quien los envites le llegan no solo de casa, sino también del otro lado del Atlántico. En declaraciones a la BBC, Salmond insistió en que no hubo otras razones para la liberación que no fuesen médicas y que esta se ajusta al sistema judicial escocés. Salmond añadió que Escocia tiene una "fuerte y duradera" relación con los Estados Unidos, pero que ello no significa que "siempre se esté de acuerdo". Respondía así a una muy poco diplomática carta del director del FBI, Robert Mueller, en la que calificó de "mofa a la justicia" la decisión del ministro de Justicia escocés, Kenny MacAskill. La coyuntura fue aprovechada por el líder del Partido Laborista escocés y predecesor en el cargo de Salmond, Jack McConnell, para cargar de nuevo contra su Administración por el modo en que se tomó la decisión y porque esta ha dañado la "reputación internacional" de Escocia, levantando el temor a que desde Estados Unidos pueda producirse un boicot. Escocia ingresa cada año unos 300 millones de euros provinientes del turismo norteamericano.

CONEXIONES Por otra parte, ayer también se conocieron más conexiones del ministro para Empresas británico, Peter Mandelson, con el hijo y posible sucesor de Gadafi, Seif al Islam, con quien mantuvo dos encuentros este año. Según el diario británico The Sunday Telegraph , Al Islam invitó al oligarca ruso Oleg Deripaska y al financiero británico Nat Rothschild, ambos amigos de Mandelson, a su fiesta de cumpleaños en Montenegro, país en el que tienen intereses empresariales.