En el primer día del congreso del Partido Laborista en Manchester, que probablemente no será tan turbulento como se había presagiado, la magia de Harry Potter hizo sonreír al maltrecho Gordon Brown. La creadora del niño mago, J.K. Rowling donó 1,26 millones de euros a las arcas del partido, que tiene una deuda de 22,5 millones.

Rowling, que escribió el primer libro de la serie cuando padecía dificultades económicas como madre soltera, cree que "a las familias pobres y vulnerables les irá mucho mejor con el Partido Laborista que con el Partido Conservador", dijo en un comunicado, en el que elogió a los laboristas por combatir la pobreza infantil durante su Gobierno.

EL SECTOR CRITICO Si bien los sondeos continúan ofreciendo pocas esperanzas a Brown (el último de ellos, publicado ayer en The Daily Telegraph, daba 20 puntos de ventaja a los tories ), la crisis económica puede jugar paradójicamente a su favor a la hora de acallar al creciente número de críticos en el partido, cuyas maniobras parecía que tenían que culminar con un derrocamiento durante el congreso. Brown no hará su discurso hasta el martes, pero ayer dejó claro que él es quien tiene la "firmeza" y la experiencia para hacer frente a las dificultades económicas.

La consigna que se transmitirá es que, en medio de una crisis económica, no hay lugar para disputas internas que podrían ser vistas por el electorado como meras luchas de poder. Asimismo, una voz de la experiencia, el ministro de Justicia Jack Straw, llamó a cerrar filas en torno a Brown, recordando a los más jóvenes en el Gobierno que el electorado castigó a los laboristas durante los años 80 precisamente por mostrarse desunidos.

Hace una semana trascendió que un grupo de 12 diputados, la mayoría fieles a la corriente del anterior primer ministro Tony Blair, habían pedido, en vistas al congreso, que se enviasen los impresos para presentar candidaturas alternativas al liderazgo. Los ánimos todavía se ensombrecieron más cuando el número dos de la oficina para Escocia, David Cairns, presentó su dimisión, y parecía que esta tenía que ser seguida por unas cuantas más.

DESCONOCIDOS Afortunadamente para Brown, ni Cairns ni ninguno de los rebeldes son suficientemente conocidos, y no cuentan con el apoyo de ninguno de los que pueden presentar un serio desafío. Uno de ellos sería el ministro de Exteriores, David Miliband, de 43 años, que publicó en julio un artículo interpretado como un desafío a Brown. Pero aquella maniobra parece olvidada, puesto que Miliband pide apoyar a Brown.